Muchas veces, al hablar en público, nos sentimos frustrados porque nuestro mensaje no generó el efecto que esperábamos. Nos preguntamos cuál habrá sido el error o si dijimos algo inadecuado, pero no terminamos de dimensionarlo. Después de observar numerosas presentaciones y dialogar con las personas que se acercan a mis mentorías, te comparto algunos de los motivos más frecuentes que opacan nuestra comunicación ¿Lo positivo? ¡Puede revertirse!
Error #1: Voz, mensaje y lenguaje corporal en diferente dirección
Hay un principio básico en la oratoria que debés respetar si querés que tu comunicación sea efectiva. Éste consiste en direccionar tu voz, tu mensaje y tu lenguaje corporal en el mismo sentido. Si uno de esos elementos va en la dirección contraria se produce un ruido comunicacional en el interlocutor y tu mensaje pierde autoridad ¡Veamos algunos ejemplos!
- Estás comenzando una presentación y mencionás que el tema que vas a exponer te resulta muy interesante, pero no se te mueve ni un pelo y tu voz suena monótona.
- Das la bienvenida a un espacio de trabajo y expresás que estás muy contento de que se amplíe el equipo, pero tu rostro refleja indiferencia y tu tono de voz no acompaña ese entusiasmo.
- “Sin dudas, vamos por buen camino” pronunciás frente a una junta directiva, pero tu voz suena temblorosa y no dejás de moverte de un lado a otro.
En síntesis, ¿querés transmitir credibilidad, alegría, entusiasmo o respeto? Procurá que tu voz, tu mensaje y tu lenguaje corporal también lo hagan.
Error #2: No adaptar tu vocabulario
En la oratoria, las palabras ofician de puente entre quien emite el mensaje y quien lo recibe. Por lo tanto, debemos intentar que esas palabras sean lo más adecuadas posibles en función de nuestro receptor. Imaginemos que invitan a una persona que cuenta con un Doctorado en Física a dar una charla a estudiantes de nivel secundario. Si este profesional desea que su mensaje sea comprendido por la mayor parte de los estudiantes, deberá utilizar un vocabulario más divulgativo que técnico.
Error #3: Ausencia de una estructura clara
“¿Cómo puede ser que no me entiendan si soy una experta en este tema?” se pregunta Aldana que cuenta con un recorrido notable en el campo de la Ingeniería Ambiental. Aldana puede saber mucho, es cierto, pero al no estructurar de manera adecuada su mensaje genera la impresión contraria. Recordemos que un mensaje claro debe contar con una introducción (donde se presenta el tema), un desarrollo (donde se exponen dos o tres argumentos consistentes) y una conclusión (puede incluir un llamado a la acción, una pregunta retórica y/o una reflexión). Desde que Aldana comenzó a estructurar sus mensajes la invitan a participar de numerosos congresos.
En conclusión, para mejorar nuestra oratoria lo primero que debemos hacer es reconocer nuestros errores para trabajarlos desde la compasión. Si sentís que necesitás ayuda, puedo acompañarte a través de mis mentorías personalizadas y capacitaciones grupales para empresas y organizaciones porque, como decía Aristóteles, la habilidad para exponer una idea es tan importante como la idea en sí misma.