¿Muletillas al hablar? Descubrí cómo reducirlas sin perder naturalidad

Una de las preguntas más frecuentes de las personas que se acercan a mis capacitaciones es “¿cómo eliminar muletillas?”. Lo primero que me gusta aclarar es lo siguiente: las muletillas sólo constituyen un problema cuando opacan nuestra presentación o distraen demasiado a nuestra audiencia. ¿Qué quiere decir esto? Que bajo ningún punto de vista nos vamos a perder de la experiencia de hablar en público por pronunciar, ocasionalmente, algún “eee”, “bueno”, “o sea”, “¿sí?” u otras expresiones.

Ahora bien, como capacitadora de oratoria, me interesa que puedan lucirse y sentirse cómodos al momento de hablar y, si las muletillas suponen un problema, aquí van mis trucos para revertirlas.

  1. Leer: ya conocemos los innumerables beneficios de la lectura y, quizás, a más de una persona le cueste destinar unos minutos al día a esta actividad. Pero si te dijera que leyendo un breve texto podés reducir tus muletillas, estoy segura de que lo harías más seguido. Cuando leemos, ampliamos nuestro vocabulario y, casualmente, las muletillas aparecen cuando no encontramos las palabras que queremos transmitir.

  2. Respetar las pausas y los silencios: tras analizar numerosas presentaciones, pude dimensionar que muchas personas le temen al silencio al hablar en público. La realidad es que las pausas son tan necesarias como las palabras y, muchas veces, por evitar segundos de silencio, recurrimos a las famosas muletillas que sólo aportan ruido y dificultan el procesamiento de la información.

  3. Utilizar conectores: existen numerosos conectores que nos ayudan a organizar nuestros argumentos. Por ejemplo, conectores de orden (en primer lugar, en segundo lugar, en tercer lugar, por último); conectores de adhesión (además, también, a su vez); conectores de énfasis (es interesante remarcar que, podemos destacar que); conectores de contraste (por un lado, por el otro, sin embargo); entre otros. Recordá siempre que las muletillas suelen aparecer en lugares donde deberíamos utilizar un conector.

  4. Grabarse para identificar el problema: tener un registro de cómo hablamos es el punto de partida para mejorar. ¿Mis muletillas aparecen cuando no encuentro la palabra precisa? ¿Cuando estoy muy nervioso/a? ¿Cuando no tengo muy en claro lo que quiero decir? ¿Para evitar el silencio? Las causas pueden ser muchas. Si querés que las descubramos y trabajemos juntos, no dudes en escribirme a contacto@julietacane.com.


Espero que esta publicación te haya servido y, si creés que también puede ayudar a otra persona, no dudes en hacerla circular. No te olvides de suscribirte a mi newsletter para enterarte de la próxima nota ¡Hasta pronto!

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